Portada del libro "París era una fista" de Ernest Hemingway |
Imagínate poder pasear por las
elegantes y sofisticadas calles de París en una época de caos y al mismo tiempo
de grandes autores y pensadores. De bohemios que escribían en los cafés,
buscaban benefactores entre los adinerados y luchaban por que las publicaciones
de la época, periódicos y revistas, quisieran sus cuentos y relatos a cambio de
unas pocas monedas.
Uno de los grandes autores de
principios del siglo XX, Ernest Hemingway, nos transporta a aquellos días. A
través de sus ojos, experiencias y palabras nos adentramos en un París que
acababa de vivir la Primera Guerra mundial, de un París pobre pero a la vez
idealista que vive sus sueños a través de sus grandes escritores y pensadores.
“París era una fiesta” es un
cúmulo de recuerdos y vivencias de Hemingway, narradas por Hemingway, de la
primera etapa de Hemingway en la capital francesa. En ellas encontramos sus
encuentros con autores como Gertrude Stein, Scott Fitzgerald, John Dos Pasos,…
Es como si París y sus escritores
fueran una cebolla. Sus exteriores, monumentos y fachadas son la primera capa.
La segunda la sociedad burguesa y aristocrática que dominaba con sus gustos
gran parte de las artes. La tercera la clase obrera y pobre. La cuarta sus
pasatiempos, acciones, pensamientos, ideales y sueños. Y en el corazón de todo
los artistas y bohemios que intentaban retratar la realidad de aquello que
veían y vivían.
Cuando te enfrentas a la obra
literaria “París era una fiesta” hay que saber que son un conjunto de recuerdos
que tiene un hilo temporal pero no uno narrativo o argumentativo, el personaje
principal, Hemingway, no tiene un objetivo claro ni una gran transformación
porque es una autobiografía y como en la vida real los cambios son más
imperceptibles y alargados en el tiempo.
Por otra parte este gran escritor
sabe elegir muy bien los recuerdos que nos narra, las ideas que nos quiere
transmitir. Realmente te transporta a la época y puedes sentir lo que piensa.
Dicen que tiene un estilo descarnado, y ciertamente en algunas partes sí, pero
en mi opinión en este libro pasa por encima y sin profundizar en sus problemas
con el alcohol y el juego. En el que sí profundiza algo más es en el tema de la
pobreza y cómo la vivía él y sobre todo en su escritura. Deja ver algunos
consejos muy buenos para aquellos que quieran escribir, como por ejemplo:
“Uno puede omitir cualquier parte
de un relato a condición de saber muy bien lo que uno omite, y de que la parte
omitida comunica más fuerza al relato, y le da al lector la sensación de que
hay más de lo que se ha dicho”.
Hemingway no tiene miedo de usar
un “y” tras otro o un “dijo” tras otro en los diálogos ni de repetir palabras.
Todos ellos elementos que de primeras cuando alguien está leyendo un escrito es
lo primero que corrige. En cambio aquí quedan bien, no desentonan y van con el
estilo del libro.
En conclusión “París era una
fiesta” es una obra con espíritu, alma e ideas que apasionan y enganchan. Un
libro fantástico para todos aquellos que deseen ser escritores y todos aquellos
que quieran acercarse al París de principios del siglo XX y a su generación
perdida de autores.
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