El otoño se acerca. El viento se
convierte con el paso de los días en un amigo más frío. La noche cae sin
compasión antes de lo que nos gustaría y las aceras se vuelven solitarias sin
los ruidos de las terrazas que antes las daban alegría. Lo que es indudable es
que no podemos pedirle al tiempo que se pare, no lo hace por nadie. Por otro
lado lo que sí está al alcance de nuestras manos es, como se dice, poner al mal
tiempo buena cara.
Sherlock Holmes |
Las características del ambiente
que nos rodean me recuerdan a un libro muy especial. Me llevan a una mullida
butaca en una habitación de la última década del siglo XIX. La estancia está
hecha un desbarajuste, hay papeles, libros y periódicos por todas partes. En
algún lugar de la misma descansa un violín junto con una pipa de fumar. Fuera
la implacable noche fría y húmeda de Londres espera paciente a que el próximo
cliente llame a las puertas del 221B de Baker Street con un nuevo y
sorprendente enigma.
Las tramas y personajes creados
por Sir Arthur Conan Doyle no se agotan a pesar del paso del tiempo. Igual que
muchas historias caen en el olvido la suya no. La obra de Sherlock Holmes está
catalogada como uno de los grandes clásicos siendo uno de los tradicionales
libros que mandan leer en las escuelas. A pesar de que las lecturas
obligatorias del colegio no son siempre bien recibidas, pues a nadie le gusta
que le obliguen a nada, esta es realmente una obra que merece ser leída.
El doctor Watson es el constante
narrador, salvo alguna extraña excepción, de todos los casos de crímenes,
desapariciones, chantajes y sucesos inexplicables que vivirán él y el detective
Holmes. Dibujos de siluetas de bailarines que llevan a un asesinato, el aullido
de un sabueso enloquecido dispuesto a matar, el secuestro de un colegial de
internado,… y como bien dice el propio detective para todos ellos la primera
regla que hay que seguir es: “buscar siempre una posible alternativa y
prevenirse contra ella”.
Una novela de frases largas,
descripciones constantes que crean imágenes y texturas en el lector. Esta es un
arma de doble filo, pues bien puede ocasionar desesperación en el momento de
mayor expectación por la resolución del caso.
Son muchos los directores, guionistas,
escritores y actores que le dan una y otra vez un giro de tuerca al personaje
dotándoles de nuevas características. El luchador y un poco obsesivo detective
de Baker Street del director Guy Ritchie, el adolescente de Barry Levinson o el
detectivesco Holmes de la medicina moderna, el doctor House. Pero sólo leyendo
la obra de Arthur Conan Doyle conocerás la originalidad inolvidable de Watson y
Holmes.
1 comentario:
Me gusta mucho como nos introduces al clásico de Sherlock Holmes.
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